Miedos
- marijoqc
- Nov 4, 2024
- 4 min read
Explorando Nuestros Miedos y Sanación Interior
Últimamente, he estado reflexionando sobre los miedos que se presentan cada día. Algunos son pequeños, casi imperceptibles, mientras que otros se sienten profundos y persistentes. Nos acompañan a lo largo de nuestras jornadas, moldeando nuestros pensamientos y emociones. Pienso en ese momento en que iba en bicicleta y frené abruptamente al ver el semáforo, o el susto que me dio el ladrido inesperado de un perro. Otras veces, el miedo aparece en situaciones más personales y profundas, como la posibilidad de perder a seres queridos o la incertidumbre de no sentirme aceptada. También está el miedo sutil y constante de envejecer y percibirme de manera diferente a mis 30 años en comparación con mis 20.
Este viaje interno me ha llevado a cuestionar si estos miedos alimentan mi ansiedad.
Cada persona, según su personalidad y vivencias, elige mecanismos distintos para lidiar con sus miedos y ansiedades. A veces, nuestras experiencias familiares nos marcan profundamente y definen cómo reaccionamos. Por ejemplo, aunque todos los hermanos compartan el mismo hogar, cada uno puede ser completamente distinto en sus respuestas a la vida, precisamente porque sus miedos y heridas son diferentes. Las experiencias no resueltas y las heridas emocionales no sanadas influyen en cómo interactuamos con el mundo y con nosotros mismos.
Recuerdo una experiencia de mi infancia que, aunque pequeña, dejó una marca en mí. Hubo una vez en que no me recogieron a tiempo en la escuela, y ese momento se volvió traumático. Desde entonces, odio llegar tarde y siempre tengo una necesidad de ser puntual, casi como si cada minuto de retraso me transportara de nuevo a ese instante de desamparo. Es como si el cuerpo, de alguna manera, estuviera tratando de protegerme de esa sensación, buscando formas de sanar la herida con un constante intento de mantener el control. Pero, ¿es esta obsesión por el control una verdadera sanación o simplemente un refugio temporal?
Este análisis me lleva a una pregunta más profunda: ¿cuáles son las heridas que se generaron por la desconexión con algunos de mis familiares? A veces, siento que hay una brecha emocional, un vacío que nunca logré llenar y que ha dejado huellas en mis relaciones y en la forma en que veo el mundo. Sanar estas heridas y reconectar conmigo misma parece un viaje complejo, pero necesario.
¿Mis heridas de abandono, como las amistades que perdí en mi adolescencia, me hacen una persona que le dice a todos que sí? Realmente, son preguntas a las que no tengo una respuesta definitiva en este momento. Sin embargo, analizando y reflexionando pienso:
Reconectar Con Uno Mismo
Reconectar con uno mismo es, probablemente, uno de los retos más grandes que enfrentamos en la vida adulta. Vivimos tan ocupados en las demandas diarias que pocas veces nos damos el espacio para mirar hacia adentro y reflexionar sobre lo que realmente sentimos y necesitamos. Pero reconectar con nosotros mismos es clave para sanar y entender de dónde vienen nuestros miedos, ansiedades y patrones de comportamiento.
En este camino, surgen preguntas como: ¿cómo sentirme aceptada tal y como soy? ¿Cómo lograr sentirme amada sin depender de la validación de los demás? Sentirnos amados y aceptados es un anhelo profundamente humano. Y cuando no sentimos ese amor incondicional, solemos buscarlo afuera, en amistades, relaciones o logros personales. Pero ¿qué pasa si intentamos, en cambio, ofrecernos a nosotros mismos esa aceptación y amor que tanto buscamos en el exterior?
En mi caso, aceptar que soy un poco “freak” y que amo ver las películas de Harry Potter, coleccionar y armar legos, pintar, y que soy maniática de la limpieza, también forma parte de esta aceptación. Amo viajar, pero me parece tan cansado que a veces dejo pasar algunos paseos. Amo a mis amigos, pero mi batería social es muy limitada. Soy leal pero poco paciente y, así como soy exigente conmigo misma, lo soy con los demás. Amo tener amigos internacionales porque me enseñan muchísimo todo el tiempo. Me encanta leer, pero soy un poco perezosa. Y aunque amo los cambios y soy muy buena adaptándome, también me dan mucho miedo, especialmente cuando no tengo control sobre el ambiente. Soy muy girly pero también amo andar desarreglada en casa.
Sanar Desde La Compasión
Sanar no es un proceso que ocurre de la noche a la mañana, y está bien que así sea. Requiere paciencia, autocompasión y la disposición de enfrentar lo que hemos estado evitando. En este camino, la autocompasión juega un papel fundamental. Necesitamos aprender a tratarnos con la misma amabilidad y comprensión que ofreceríamos a un amigo querido. Es un proceso de reconocer nuestras vulnerabilidades y, en lugar de juzgarlas, aceptarlas como parte de nuestra humanidad.
A medida que avanzamos en este proceso, es posible que ciertos miedos y ansiedades sigan apareciendo, como una resistencia natural a cambiar patrones profundamente arraigados. Sin embargo, cada paso hacia la autocompasión y la reconexión con uno mismo es un paso hacia una vida más auténtica y plena.
Yo intento trabajar en este aspecto, especialmente en la relación con mi cuerpo, el ejercicio y la comida. A veces tiendo a juzgarme y a sentir que no merezco comer, por ejemplo, si no he ido al gimnasio el día anterior. Sí, lo sé… suena un poco terrible, pero el primer paso es aceptarlo, y trato de trabajarlo cada día.
Mis creencias limitantes y mis traumas me han ayudado a forjar parte de la persona que soy hoy en día. Sin embargo, creo que lo que se debe rescatar aquí es el proceso de autorreflexión, de poder entender esto y trabajar de manera consciente para derribar esas creencias.
Algunos learnings....
Explorar y aceptar nuestros miedos es una invitación a conocernos a un nivel más profundo. Nos permite descubrir quiénes somos realmente, más allá de las máscaras que usamos para protegernos. Reconectar con nosotros mismos y sanar desde la compasión es un acto de valentía y amor propio que nos libera de cargas emocionales y nos permite vivir de una manera más plena.
Así, mientras avanzo en este viaje de autodescubrimiento, continúo enfrentando mis miedos, ansiedades y heridas del pasado. Quizás no logre vencerlos del todo, pero aprendo a vivir con ellos, a aceptarlos como parte de mi historia y a entender que, en el proceso, me vuelvo más fuerte y en paz conmigo misma.
PD: Acá superando mi miedo a los gatos,y la verdad a este gatito lo amo demasiado.

Comments