Carta 23 de diciembre 2022

Bueno, hoy un día antes de navidad me siento a escribirles un poco de lo que me anda rondando por mi cabeza. No sé si les había contado pero esta es mi primer navidad en 29 años que la paso lejos de casa. Siempre que salíamos de viaje buscabamos poder pasar las "fiestas en familia", sin embargo, este año va ser la excepción, aunque si lo analizo mi familia en este momento es Adrián y pues es con quién disfrutaré una rica lasagña y probablemente escojamos una película para ver juntos y recibir las llamadas de los familiares deseándonos una feliz navidad.

Hoy quiero contarles sobre algo que he venido pensando mucho a través de un trabajo interno muy importante y es: ¿qué tanto somos dueños de nuestras desiciones?, será que mucho de lo que somos es el reflejo de nuestros padres o familiares que han tenido un impacto en nosotros a lo largo de los años?

El día de ayer conversaba con una persona sobre todos los juicios de valor con los que crecemos y que al pasar los años nos producen mucho daño y nos hacen sufrir hasta el punto de no poder disfrutar la vida y vivir como atado a unas cadenas que no te dejan ser libre.

Yo personalmente crecí en un ambiente muy lleno de juicios de valor, sobre todo temas religiosos que durante mi desarrollo consideré que no me permitieron vivir plenamente algunas etapas de mi vida. Fui una persona que creció con el: "Dios te va a castigar", "no perdás el tiempo con amigos", "ese novio ahorita se va conseguir otra y te va dejar" y muchísimas otras más creencias que me hicieron sentir no estar a gusto conmigo y me hicieron alejarme y algunas veces abstraerme del mundo que me rodeaba, hoy en día veo que muchas de esas creencias aún siguen en mí y me han acompañaron durante toda la vida, soy una persona que tiene muy pocos amigos, siempre viví con el miedo que mi novio ahora esposo me iba a dejar, que tenía que estudiar algo que me hiciera ganar dinero porque sino me iba a morir de hambre... y lamentablemente esas crencias han condicionado mi presente y aunque algunos de manera indirecta me han hecho feliz otras me han generado frustraciones que al día de hoy estoy viviendo.

Al pasar los años, he podido ir venciendo algunas de esas creencias pero es increible el daño que algunas de esas frases pueden hacerle a tu alma, que aún siendo adulto los cargas en tu espalda y suelen salir en los momentos menos esperados. Entonces no nos juzguemos, seamos nobles con nosotros mismos, todos tenemos una lucha interna y lo más importante es que cada uno tiene su propio tiempo, a veces te llegará antes y a veces te costará un poco más encontrar tu camino pero lo importante es trabajar por ello y saber que cada día estas más cerca de encontrarte y de poder ser tu mejor versión. Nos vemos!!

PD: Las fotos de este blog son de los amores de mi vida mis gorditas Brownie y Gomita.