Viajar sana los dolores del alma
- marijoqc
- Jun 27, 2023
- 3 min read
Hoy quiero reflexionar sobre el viaje y cómo ha impactado mi vida de manera significativa. Muchas veces, cuando pensamos en viajar, lo vemos desde la perspectiva del turista: buscamos los mejores restaurantes, los lugares imperdibles por conocer y los spots perfectos para tomar fotos. Incluso, en ocasiones, nos preocupamos más por capturar miles de imágenes para compartirlas en las redes sociales que por disfrutar verdaderamente de los lugares que visitamos. Sin embargo, lo que suele ocurrir en la mayoría de estos viajes es que, después de un par de semanas, todo vuelve a la "normalidad"... esa normalidad cotidiana del trabajo, la dinámica familiar, los hijos, y demás responsabilidades.
Pero, ¿qué sucede cuando esa normalidad desaparece y nos vemos obligados a adaptarnos a una nueva realidad completamente ajena a nosotros? Cuando nos mudamos a un lugar diferente, en mi caso, fue difícil al principio adaptarme y hacer entender a mi cerebro que no estábamos de vacaciones. Dejar de ver todo con los ojos de un turista y empezar a vivirlo como un local supuso un reto muy importante. Además, naturalmente, mi mente continuaba recordándome que estábamos de vacaciones hasta que, después de un par de semanas, al buscar y comprar cosas para nuestra nueva casa, mi cerebro comenzó a procesar que ya no íbamos a regresar.
Recientemente, hablé con una amiga que vino a visitarme y ella me confesó que cuando conversábamos antes de mi mudanza, no podía entender por qué me quejaba de la barrera del idioma y la dinámica del lugar. Pensaba que bastaría con utilizar el traductor para superar esos obstáculos. Sin embargo, ahora que me visitó y estuvo aquí por algunos días, pudo comprender un poco más lo complejo y tedioso que puede ser desenvolverse en un país extranjero.
Entonces, ¿por qué digo que viajar sanó mi alma? Porque salir completamente de mi zona de confort hizo que mi mente desbloqueara no solo un sinfín de habilidades, sino también frustraciones, sentimientos y actitudes que nunca antes había experimentado debido a la agitada rutina en Costa Rica.
Tuve que enfrentar un proceso de autoconocimiento en el que pude sanar muchas inseguridades y resentimientos del pasado. Además, aprendí el valor de rodearme de personas que me inspiran en lugar de aquellas que restan energía. Aprendí a apreciar las cosas que me suceden, agradecer todos los días y tener un propósito que me permita levantarme cada mañana con ilusión.
La confianza en mí misma fue una de las habilidades que se despertó en mí al vivir en el extranjero. Al principio, me sentía muy incómoda en situaciones que me obligaban a interactuar con otros o a desafiar mi intelecto, como tomar un tren. Parecía una tarea insuperable: revisar las líneas, horarios y paradas generaba una gran ansiedad en mí. Sin embargo, después de ocho meses, eso dejó de representar un desafío.
Dediqué tiempo a conocerme, descubrir mis gustos, en qué era buena y en qué no lo era. Tomé decisiones sobre qué quería hacer con mi vida en los próximos años, si deseaba continuar en recursos humanos o explorar nuevas oportunidades que le dieran dinamismo a mi existencia. Me tomé mi tiempo para disfrutar de la pintura, la lectura, la escritura y apreciar y amar a mis perritas cada día en diferentes momentos.
Dejé de dar las cosas por sentado, porque como siempre digo: hoy estamos aquí, pero mañana no sabemos lo que nos depara. Por eso, es realmente importante apreciar y agradecer lo que tenemos en nuestras vidas. Y hoy puedo decir que me siento muy plena, feliz y orgullosa de lo que hemos podido crear juntos Adrián y yo en estos meses.
En resumen, viajar ha sido una experiencia transformadora para mí. Me ha permitido salir de mi zona de confort, superar obstáculos, conocerme mejor y valorar las pequeñas cosas de la vida. A través de esta travesía, he encontrado un crecimiento personal profundo y he experimentado una sanación del alma que nunca hubiera sido posible sin aventurarme más allá de lo conocido.
Les dejo como siempre una foto de mi viaje a Maastrich hace un par de semanas antes de que me enfermera con una gripe mortal que no me ha dejado dormir los últimos días.

Comments